Luis Colina y Eduardo Cubells

Dos leyendas valencianistas, de gira en Sudamérica con el Espanyol

Colina y Cubells haciendo las Américas por Sarriá

Ellos no lo sabían, pero dos de las figuras más determinantes del gran Valencia FC de la primera mitad del siglo XX se conocerían un año antes en un contexto que no adivinaba, ni por asomo, el futuro que les depararía juntos a los mandos del club del murciélago: la gira por Sudamérica que realizó el RCD Español en 1926, que tenía por objetivo ayudar a sufragar la construcción de su recién inaugurado Campo de Sarriá, que tal día como hoy cumpliría 97 años.

Fueron varios los amistosos que el Español había disputado hasta la fecha en territorio nacional en pos de rentabilizar la presencia de Ricardo Zamora, su máxima figura y el mejor arquero español de todos los tiempos, pero el presidente perico Genaro de la Riva decidió romper barreras y subir aún más la apuesta: quería cruzar el charco. Es de justicia resaltar la magnitud del desafío, pues, de esta manera, la del club blanquiazul iba a convertirse en la segunda gira por el extranjero de un conjunto español, tras la visita de un combinado de jugadores guipuzcoanos a Buenos Aires cuatro años atrás. La RFEF no veía con buenos ojos las ambiciones barcelonesas, temerosa de que se repitiera una convocatoria tan caótica como la de los vascos en 1922, así que instó a los nuevos inquilinos de Can Ràbia a completar con jugadores de otros clubs españoles la nómina que viajaría, en junio de 1926, en el buque Princesa Mafalda a Buenos Aires.

En esta coyuntura, el Español, que acudía como representante oficioso del fútbol patrio, reclutó a los mejores jugadores de la época, entre los que sobresalía el nombre del ídolo de masas y estandarte del Valencia fundacional; un interior derecha de formidable clase y mucho gol: Eduardo Cubells. El apodado 'Cucala', primer internacional de la historia valencianista, fue autorizado por el club de Mestalla a participar en la gira so obligación de regresar a la disciplina blanca en septiembre, cuando esta finalizase. Así pues, tras la disputa de seis choques, en los que anotó dos goles, contra diferentes combinados argentinos y los dos grandes uruguayos (entre otros), el fenomenal equipier de Algirós regresó a su tierra poco antes del fin de la estadía blanquiazul en Sudamérica, según lo acordado.

Al viaje también asistió el segundo protagonista de nuestra historia: don Luis Colina, un personaje de gran enjundia por aquel entonces en el fútbol español. El madrileño había labrado su prestigio como jugador de la Real Gimnástica Española, primero; y como árbitro internacional (pitó un Francia-Portugal en 1914), secretario general y presidente del Colegio Nacional de Árbitros, después. Para la fecha en que se produjo la expedición, Colina era secretario general de la RFEF, en cuya representación se sumó a los barceloneses unos días más tarde, a bordo del vapor Reina Victoria. En su regreso a España, Colina no imaginó que estaría a un solo año de vincular el resto de su vida al Valencia FC junto a ese muchacho valenciano con quien había compartido algo más de dos meses en la primera travesía de un club español al otro lado del charco. Pero así fue.

Colina y Cubells, atentos a un match
Colina y Cubells, atentos a un match

Al comienzo de la temporada 1927-28, el presidente valencianista Facundo Pascual fichó a un Luis Colina que estaba siendo, desde la Federación, uno de los grandes impulsores del Campeonato Nacional de Liga, que se antojaba necesario en el panorama futbolístico de la época. Con su incorporación, se convertiría en el máximo responsable de la flamante secretaría técnica de Mestalla, a la que se sumaría al término de la misma campaña un elemento de excepción. En efecto, tras haber sido dado de baja en la primera plantilla, Cubells rechazó continuar su carrera en otro club y no dudó en formar un tándem con Colina que armaría la consolidación del Valencia en Primera División en los años 30 y el mejor equipo de España en la década posterior. De hecho, en el lapso de tiempo en que trabajan juntos, 'Cucala' ejerció como entrenador del primer equipo entre 1943 y 1946, obteniendo una Liga y un subcampeonato copero.

Colina trabajó incansablemente en la dirección técnica de un club que estaba a la vanguardia en el fútbol español hasta poco antes de su muerte en 1956, mientras que Cubells dejó la entidad tres años más tarde, presionado por una afición descontenta con la confección de la plantilla. En total les contemplan tres décadas cargadas de buen hacer para la entidad, en las que se consiguió un ascenso, tres Ligas y tres Copas; dejando el porvenir bien atado en la figura de Vicente Peris, que hasta entonces había sido el alumno aventajado de Colina y Cubells. El nuevo secretario técnico valencianista continuó su legado de manera formidable, atravesando unos años 60 que dejaron dos Copas de Ferias y una Copa de España hasta llegar a 1971, donde cierra el círculo de sus maestros levantando en Sarriá la primera Liga en 24 años, en una paradójica derrota contra el Español de Lico Solsona.

De aquella gira con el Español como contexto y Sarriá como pretexto, nació un binomio eterno para el valencianismo que aún no lo era. Aquella tarde de abril en Barcelona, las huestes entrenadas por Alfredo di Stéfano recogieron los frutos que había dado la semilla plantada por Colina y Cubells tantos años atrás. Con toda esta mística, ¿qué otro equipo sino el Valencia iba a ser el último en jugar allí?

Celebración de la Liga de 1971 obtenida en Sarriá
Celebración de la Liga de 1971 obtenida en Sarriá
Espanyol 3-2 Valencia (1997) | Último partido disputado en el Campo de Sarriá
Espanyol 3-2 Valencia (1997) | Último partido disputado en el Campo de Sarriá
Kike Cervera | quicerto@gmail.com | Valencia
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